Pulso
Centrípeto
Filamentos como huellas, como registro del movimiento, como expansión, como irradiación de su ser, como rayos de sol, como estelas de mar, sutiles, ingrávidos, se desvanecen, siguen el impulso, cual es la separación, conexión efímera, grácil: los hilos que tejen el mar.
El movimiento como signo de vida, expansión / contracción, que avanza, que se entrelaza, que es agua y que no.


La medusa es un pálpito, un pálpito de mar, de agua, un movimiento sutil. Un continuo pulsar simétrico y centrípeto.
Así también nace el tejido escapular, pulsando, creándose desde su centro, con la suavidad de los materiales nobles, con la flexibilidad de su trama.

Todo comienza con la contemplación de su movimiento hipnótico, su elegancia y su capacidad para fundirse con el mar. Luego, se desentrañan sus secretos: su fuerza oculta, su dualidad entre lo etéreo y lo peligroso. Finalmente, se crea un diseño que captura la esencia de este ser ancestral, un reflejo de su belleza y complejidad.









